El tema elegido por mi para esta actividad es la estructura de los patios de recreo de los centros educativos.
Considero que se trata de una desigualdad que, aunque cada vez más corregida, sigue estando muy presente en muchos centros educativos, tanto públicos como privados.
Desde que nacemos estamos influenciados por la educación, ya sea en la familia, en la escuela, a través de los medios de comunicación…pese a la variedad de agentes que intervienen en nuestra educación, todos lo hacen desde una visión androcéntrica del mundo, con un marcado carácter sexista. El hecho de nacer hombre o mujer va a ser un condicionante muy fuerte para el resto de nuestras vidas. Todos los esfuerzos por evitar estas diferencias van a resultan improductivos si no actuamos desde la educación.
Por ello, he querido centrarme en analizar la desigualdad que se da en los espacios de recreo de los centros escolares, ya que estos se configuran como los escenarios en los que el alumnado puede desarrollar más su capacidad personal y autonomía.
No cabe la menor duda de que existen diferencias significativas de uso del espacio de recreo en niños y niñas.
Los niños se distribuyen más ampliamente por dichos espacios además de utilizar algún objeto para sus juegos, generalmente un balón de fútbol. En cambio, las niñas no suelen usar objetos porque realizan actividades más lentas: conversar, pasear… donde el espacio ocupado es mínimo. El hecho de que el campo de fútbol suela estar pintado con líneas permanentes y porterías fijas induce a los niños a jugar constantemente a fútbol, no ocurriendo así para el resto de juegos. Esto suele ser muy perjudicial para los niños, ya que se espera que desarrollen un solo comportamiento espontáneo: jugar al fútbol.
En cambio, las niñas por su parte pueden desarrollar más juegos porque no están tan limitadas como ellos, pese a ser su ámbito de actuación mucho más restringido.
Considero que la falta de tiempo del profesorado, el déficit de formación en temas de igualdad, el cambio del profesorado de un año a otro, la pausa de vacaciones…o incluso, el rechazo frontal de algunos miembros de la escuela, son algunas de las dificultades a las que nos podemos enfrentar a la hora de poner en marcha un proyecto cuyo objetivo sea eliminar los espacios no coeducativos.
En cualquier caso y pese las dificultades que se puedan encontrar en tratar de eliminar estos espacios copados por los niños principalmente, el cometido de una intervención de este tipo debe ser capacitar a la comunidad educativa sobre la problemática de la desigualdad de género y cómo se establecen los espacios considerados hasta ahora como neutros. Hacerles participe de un proyecto que puede comenzar con los espacios recreativos, pero que suponga un avance hacia la consecución de una coeducación en todos los aspectos, ahí creo que debe radicar el éxito de una intervención de este tipo.
Soy consciente de que generando un simple cambio en la distribución y usos de los espacios de recreo no se va a contribuir a sentar los pilares de una nueva sociedad más equitativa, pero sí permitirá el cuestionamiento y replanteamiento de la actual enseñanza.
En cuanto a las formas para reducir o eliminar esta desigualdad cabría destacar las siguientes:
- No permitir la invisibilidad de ningún sexo en los espacios destinados al recreo.
- Que se rompan los esquemas tradicionales asignados a los roles masculinos-femeninos.
- Vigilancia de micromachismos en el seno de la institución educativa.
- Formación/sensibilización del profesorado en cuestiones de coeducación.
- Institucionalización del agente de igualdad, que lleva aparejado la importancia de crear espacios donde el género tenga una importancia decisiva.
- Generar espacios donde los juegos no se dividan por sexos.
Os adjunto algunas imágenes de espacios de recreo coeducativos, así como una
tesis doctoral sobre este tema que analiza en mayor profundida la desigualdad que aquí he tratado de exponer.